4.5.09

Lobezno

Madre Mía. Voy a ver si no me hago mucha mala sangre. Porque X-men empezó bien, siguió DE PUTA MADRE y acabó decentemente, y Hugh Jackman me cae bien, y Liev Shreiber está correcto, y hasta Danny Huston parece no desmerecer a Brian Cox.

Durante un rato parece que la cosa va bien. Lobezno y su hermano son indestructibles y tienen sed de sangre, ergo, se alistan en los marines. Luego pasan a formar parte de un proyecto secreto de supersoldado, el Arma X. Mola. Un grupo de soldados mutantes con poderes en busca de un meteorito de metal superchachi. Sigue molando. Y entonces Logan se mosquea (al parecer, las atrocidades cometidas en todas las guerras en las que ha participado hasta entonces no le han despertado la conciencia) y se escapa. Y le dejan ir. Y ahí se jode todo.

Personajes que son y no son, que entran y desaparecen, situaciones forzadas, diálogos ridículos, tramas que empieza y mueren sin llegar a sitio alguno, y al final un clímax ridículo y redentor que, en una sola escena, destruye a Masacre, introduce a Xavier, libera a Stryker, VOLATILIZA INCOMPRENSIBLEMENTE a Dientes de Sable y Gambito y le quita la memoria a Lobezno. De una tacada. Ríete tú de la economía narrativa de Rohmer. Claro que teniendo en cuenta que se pasa una hora intentando apuntalar una relación amorosa imposible, tópica hasta la náusea, moteada por peleas entre hermanos a cada cual con una resolución más gilipollas, no queda tiempo para mucho.

La peli está mal escrita, mal fotografiada, y diseñada y montada con desdén. Lo de los FX es especialmente triste porque si algo no falta hoy en día es pasta y capacidad de asombro hasta en la mierda más casposa, pero aquí, una paletada de troncos deja de moverse de un frame a otro, y los cromas cantan más que en El Tiempo de TVE de hace 5 años; lo cual te da una idea del mimo y el cariño con el que han hecho la peli: ninguno. Los únicos que se salvan son los actores, que defienden como pueden personajes de la densidad del alcohol de quemar, a excepción de Ryan Reynolds, que entre que sale poco y que cuando lo hace tiene la boca tapada, no puede más que intentar hacer algo con el cuerpo, aunque no tenga precisamente el cuerpo que cabe esperar de un personaje llamado MASACRE. Hugh Jackman y Schrieber consiguen transmitir algo, aunque los caprichos del guión les hagan bailar la lambada con su relación de hermanos (que, dicho sea de paso, ni viene de los cómics, ni hace falta para la trama, ni además tiene pies ni cabeza, vamos que igual tuvo sentido en algún borrador, pero esas páginas se las comió el perro).

Hubo rumores de mala hostia en el rodaje porque a Gavin Hood no le dejaban hacer lo que le daba la gana. Viendo como planifica y como lleva el "tono", parece mentira que su única virtud sea poder reivindicar el trabajo de Brett Ratner en la tercera. Últimamente se está poniendo de moda darle blockbusters de derribo a directores con cierto nombre (Hood ganó un oscar a la mejor peli extranjera por Tsotsi; otro ejemplo sería la directora de Crepúsculo, que se llevó chorrocientos premios con una peli independiente). Parece que no aprenden del churro que hizo Ang Lee con el primer Hulk. Las pelis de hostias necesitan gente que sepa lo que está haciendo: para empezar, quemar un guión cuando apesta a kilómetros. Una vez más, se demuestra que los artesanos a los que no conoce ni su padre son los mejores mercenarios posibles: Martin Campbell, Louis Leterrier. Gente que sabe lo que hace sin necesidad de gilipolleces como la metáfora de la Luna y el espíritu (oings).

En resumidas cuentas, es mala. Está mal hecha, y su única virtud es que es corta, y además no aburre, excepto en un par de momentos. Te echas unas risas, vale par un ratico tonto, pero desde luego está muy por debajo de toda su saga, en todos los aspectos. Los 10 minutillos de X-Men 2 en los que se atisba TODA la trama principal de ésta valen más la pena.

Y ahora a esperar Star Trek. Adoro el verano.

1 comentario:

  1. Carmen14:40

    Hasta para mí, que soy una gran ignorante del mundo de FX aquello me cantó más que una almeja. Una película fría, sin alma, sin gracia, para olvidar...

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