30.7.13

Cómo (Y Por Qué) Empecé A Correr

En 2007 yo pesaba 96 kilos.

También en 2007 pasamos por una situación familiar realmente angustiosa, y en mi trabajo empezaba a notar una soga al cuello, que culminaría en cambiar de profesión un año y medio después.

Necesitaba, en definitiva, perder peso, en muchos sentidos. También en el literal. Así que en casa seguimos un plan de dieta supervisado por un médico, y conseguimos plantarnos en mediados de 2009 con casi 30 kilos menos encima cada uno. Además, logré escapar del sótano donde me consumía cada día y empezar otro proyecto profesional, que aún sigue.

Sin embargo, mi pérdida de peso fue gracias a una dieta controlada, pero nada de ejercicio. Había nadado durante unos meses cuando estudiaba, pero no bajé ni un gramo entonces. Me encontraba bien y me alegraba estar en mi peso, pero me preocupaba tener que pasarme la vida a régimen para mantenerlo, así que decidí aprovechar que por fin las piernas me sostenían sin quejarse, y salí un ratillo a trotar.

La primera vez fueron 5 minutos, el primero y último de los cuales me los pasé andando; el primero, avergonzado de llevar chándal y mover el culo, y el último, intentando mantener el hígado dentro del cuerpo.

Después de éso, empecé a motivarme. Como soy una rata de biblioteca, leí libros. Empecé con el de Murakami, y con el de Arcadi Alibés, y comencé a visitar webs sobre entrenamientos para principiantes. Ni se me pasaba por la cabeza competir una carrera o llevar un control de los km que hacía; con ser capaz de ir hasta el final de la calle y volver me era suficiente.

Aprendí a desplegar la paciencia que todo el mundo me dice que tengo. A respirar por la boca y bajar el ritmo cuando me faltaba el aire, en vez de respirar más deprisa. A dar pasos más cortos al principio y alargar la zancada cuando notaba las piernas ya calientes. A estirar después de correr, y no antes. A dedicar un minutillo a calentar primero, y a no frenar en seco. A no obsesionarme con la velocidad y concentrarme en acumular experiencia atendiendo a los que mis piernas y mis pulmones me pedían a cada momento.

Durante mucho tiempo corrí 4km cada dos días, en más de 25 minutos. Poco a poco, fui probando una manzana más, media vuelta más, ir hasta el final del parque en vez de darme la vuelta en la fuente... hasta que establecí una rutina de 6km casi cada día. Me apunté a mi primera 10k y pasé de la hora por 20'', me apunté a la segunda para bajar esos 20'' y pasé por poco de los 55'... me llegó la "marquitis": bajar de 50' como sea, mantenerme siempre por debajo de 5'/km, hacer más de 100km al mes...

He pasado por meses de fatiga inexplicable, en que era incapaz de pasar de 50km o acabar con soltura un trote de 5km. He alternado la carrera con entrenamientos de fuerza. He alargado las salidas hasta hacer 20km en dos partes, con la vista fija en una media maratón. He cambiado a la bicicleta por necesidades laborales, y he recuperado las ganas de correr porque no puedo hacerlo tan a menudo.

Y todo éso, con un único objetivo: poder jalarme un bocata sin miedo a pasar de los 70 kilos en los que me mantengo, sin más esfuerzo que hacer algo que ha acabado gustándome casi tanto como comer.